viernes, 27 de julio de 2007

jueves, 26 de julio de 2007

Escuchando a Nuestro Angel

Los ángeles están siempre con nosotros, observadores de nuestras dificultades y solícitos ayudantes que alivian los dolores; profesores, maestros y compañeros amorosos.

No podemos decir honestamente que les hagamos la vida cómoda: raramente los escuchamos, a menudo hacemos exactamente lo contrario de lo que nos aconsejan y la mayoría de las veces negamos su existencia.

Aunque la labor de los ángeles no es fácil, su amor permanece inmutable y su paciencia es infinita.Si nos acostumbramos a la idea de que los ángeles comparten nuestra vida cotidiana, nos daríamos cuenta de que nuestra disponibilidad hacia los demás aumenta y de que somos más sensibles.

Una buena relación con los ángeles presupone una mayor apertura espiritual, una mayor disponibilidad para aceptar a los demás y para entendernos mejor a nosotros mismos.Se necesita muy poco para cambiar las costumbres.

Un pensamiento por la mañana, una sonrisa, una pequeña plegaria pueden ser suficientes para hacer distinta nuestra jornada y para hacernos sentir más serenos y confiados: más conscientes de que no estamos solos y de que no lo hemos estado nunca.

Antes de aprender a escuchar a nuestro ángel custodio, es importante saber como actúa en relación con nosotros.Para conducirnos por el camino de la obediencia y del amor, el ángel instaura con nuestra alma una comunicación silenciosa; nos inspira con los pensamientos que nos evitan caer en el error o actuar mal; nos "sugiere" tomar una dirección en lugar de otra, impidiéndonos incurrir en riesgos graves que podrían poner en peligro nuestra salud, tanto física como moral.

Puede incluso intervenir sobre nuestros recuerdos, haciendo florecer en nuestra mente cosas que tenemos el deber de hacer o, al contrario, alejándonos de otras que no debemos hacer.Nos empuja a reflexionar y a combatir nuestras debilidades, a trabajar por nuestros ideales, a alimentar continuamente nuestra interioridad para evitar que se amodorre.

Por lo tanto, el ángel custodio susurra sus consejos a nuestra alma y no a nuestros oídos. Pero, puesto que nosotros estamos dotados de libre arbitrio, no puede intervenir sobre nuestra voluntad. Somos libres de aceptar o de rechazar sus exhortaciones; podemos seguir el camino que él nos indica o, ignorando sus reclamaciones, perseverar en el error o privar de eficacia su acción.

A veces, la presencia de este precioso guía no nos evita los accidentes y las situaciones dolorosas, que de todos modos serían más numerosas si no pudiéramos contar con su ayuda.El ángel vigila nuestra alma, pero nos puede ayudar incluso a afrontar los problemas cotidianos y a salvaguardar nuestros intereses materiales, si estos son importantes para nuestro progreso espiritual.

Quien no se preocupa de la existencia de su ángel custodio o incluso la niega, quien no se dirige nunca a él y no le pide nada, tiene pocas esperanzas de beneficiarse verdaderamente de sus consejos. Su ángel permanecerá siempre a su lado, deseoso de poder intervenir a favor de su protegido y de acoger sus peticiones, pero su acción se verá siempre desvalorizada porque no conseguirá nunca entrar verdaderamente en comunión con la persona que le ha sido confiada.

Quien, en cambio, se dirige con conocimiento al propio ángel custodio, abriendo su corazón a sus palabras silenciosas, interpelándolo en los momentos de necesidad y buscando el contacto con él, podrá contar con la preciosa ayuda de un amigo fiel. Estamos proyectados totalmente hacia el exterior. No tenemos ni tiempo ni espacio para llegar a la percepción de nuestra interioridad.

Escuchar al ángel significa precisamente concederle un espacio de silencio para que pueda ayudarnos a desaloja zona más pura y, al mr la mente de pensamientos, de tensiones y de las preocupaciones que nos mantienen atados a una realidad que no nos da tregua, para reencontrar finalmente el contacto con nuestraismo tiempo, el sentido de pertenencia al mismo.

Cortesía de Anonimo

domingo, 15 de julio de 2007

Deja que la Vida Fluya

Dejar Fluir y Soltar ...


¿Te has puesto a pensar cuán perfecto eres?

Has reflexionado sobre la precisión y la coordinación con la que trabaja cada órgano y célula de tu cuerpo para que tú puedas abrir los ojos todos los días a la vida, para que puedas realizar tantas actividades sin parar durante más de 10 horas diarias.

¿No lo has pensado verdad?. Eres perfecto.

Por qué entonces no ha de ser perfecto lo que te rodea. Por qué tu vida funciona tan bien sin necesidad de que controles tu respiración, tus impulsos neurológicos, tu rápida cicatrización ante cualquier cortadura, cada uno de los movimientos y acciones de tu cuerpo.

Todo funciona bien porque allí no fijas tu atención.

Allí dejas fluir, dejas ser. No pones trabas ni interferencias.

Asimismo ocurre con tu vida, si tú dejas ser, si tú sueltas los procesos de la vida que te crean preocupaciones, depresiones, angustias, rabias (esos acontecimientos que llamas problemas y que no son otra cosa que enseñanzas) verás cómo las cosas sí tienen solución, verás cómo le encuentras una rápida salida.

Sólo porque no lo conviertes en el eje de tu vida.

Comienza por pensar que en tu vida no hay problemas sino situaciones qué resolver, un nuevo aprendizaje qué abordar.

Si lo ves así y dejas de llamarlo problema, ya has ganado el 50% del trabajo.

Todo Tiene su Tiempo

“Todo tiene su tiempo,
y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:
Tiempo de nacer y tiempo de morir,
tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado,
tiempo de matar y tiempo de curar,
tiempo de destruir y tiempo de edificar,
tiempo de llorar y tiempo de reír,
tiempo de hacer duelo y tiempo de bailar,
tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntarlas,
tiempo de abrazar y tiempo de abstenerse de abrazar,
tiempo de buscar y tiempo de perder,
tiempo de guardar y tiempo de tirar,
tiempo de rasgar y tiempo de coser,
tiempo de callar y tiempo de hablar,
tiempo de amar y tiempo de aborrecer,
tiempo de guerra y tiempo de paz.”

CUALQUIERA SEA EL TIEMPO EN QUE ESTÉS AHORA, QUE DIOS ESTÉ CONTIGO.

Te lo deseo de corazón...