Es bueno tener una orientación de cómo debemos mantener nuestros hogares limpios de energías negativas y rebosantes de energías positivas.
Trataremos en este mensaje unas unas pequeñas guias que he aprendido durante este tiempo de estudio del maravilloso mundo de los angeles.
Claro esta indicar que son guías que al aplicarse dependerá mucho de la fe y la predisposición de la persona al realizarlas…
Nunca hay que olvidar que es conveniente la renovación de las energías y el aire que respiramos en nuestros hogares, procuremos dejar las ventanas abiertas para que se renueve el aire nuca se estanque.
En algunos libros se indica que las casas que permanecen completamente cerradas por mucho tiempo pueden causar lo que algunos denominan como “síndrome del edificio enfermo",causante de problemas de salud, dolores de cabeza o ese algo que al ingresar a sus ambiente notamos que es una energía que repelemos y nos produce un malestar que percibimos al ingresar a ese sitio….
Un elemento muy importante para ayudar en la purificación de las casas es la colocación de plantas que además de purificar el aire dan vida y alegran los ambientes, por lo cual también deben ser cuidadas continuamente para que ayuden en el proceso de absorción de energías negativas.
Otro elemento que nunca debemos olvidar es la utilización de los colores en la decoración de nuestros hogares, ya que en cada ambiente podremos utilizar para nuestro provecho las vibraciones que emite cada color por ejemplo:
En la cocina utilizar elementos de color naranja que inducirá a la prosperidad y abundancia.
En las alcobas los tonos de azul producen tranquilidad y los tonos verdes nos indican apertura, y renovación.Los tonos pasteles como el salmón nos recuerdan aspectos maternales.
El amarillo indica sanación y actividad mental, fluidez.
El marrón nos recuerda los elementos de la tierra, el amor a ella y el deseo de permanecer aquí.
El color rosado emite amor, paz y equilibrio.
Los elementos decorativos en negro u oscuros siempre deben permanecer libres de polvo para que absorban y retengan la luz.
El color ceniza representa la perfección el deseo de estar en armonía con todo, alejando cualquier pensamiento que en armonía.
El blanco es el color básico, reúne todos los colores, simboliza paz y tranquilidad ambiental, por lo que las personas enferman se recuperarán mas rápido en ambientes con tonos claros.
Es conveniente que la entrada principal de nuestra casa se ubique hacia el norte, pero si esto no es posible coloquemos al norte una imagen de Miguel Arcángel, protector del hogar contra robos, energías negativas, etc.
La energía fluye por la casa. Cuando esta saturada, esta se deposita en los rincones, por eso siempre que aparezcan polillas, telarañas debemos removerlas. Nunca al barrer depositemos la mugre en un rincón, recojámosla y depositémosla en el tacho de desperdicios.
Es conveniente colocar un vaso de agua con sal en grano ya que la sal es un saturante natural de energía. Pongamos en un vaso de agua tres dedos de sal en grano. Si esta permanece en el fondo del vaso el ambiente es bueno. Si se cristaliza en el borde del vaso, esta limpiando el ambiente, de cualquier modo el agua debe cambiarse cada 7 días.
Si tenemos costumbre de decorar nuestro hogar con antigüedades es conveniente que luego de adquirirlas dejarlas tomar sol durante un día. Algunos opinan que tambien debe arrojarseles un puñado de sal refinada o colocarles un cristal claro sobre ellas.
Algunos autores de libros de angeolología no recomiendan la utilización de muchos espejos pues se dice que perturban el ambiente ya que tienden a reflejar nuestro genio contrario ademas de que las personas tiende a observarse mas de lo necesario en el tendiendo al narcisismo.
Por último es conveniente sahumar nuestro hogar pidiendo protección, armonía, paz, salud y prosperidad… tengamos cuidado con los productos que son vendidos en lugares poco creíbles, en primer lugar no sabemos la energía que se colocó en ellos al ser preparardos asi como de las personas que los trabajaron….
Autor Desconocido
miércoles, 13 de julio de 2011
sábado, 2 de julio de 2011
El Angel de la Renunciación y la Regeneración
Renunciación significa “abandonarse, dejarse ir, entregarse” y el término Regeneración se define como “renacer en el espíritu”; o ser “restaurado en el estado original del ser”. Por consiguiente para despertar a nuestra verdadera identidad, debemos dar algo, algo que, por lo general, consiste en hacer algún sacrificio. Pero una vez que salimos del sueño, vemos que no se trata en absolutote un sacrificio, sino que, simplemente es reemplazar lo inferior por lo superior.
Desde los principios la renunciación ha sido la plataforma para el renacimiento espiritual y la piedra basal de la personalidad. Su importancia como una línea de acción a seguir ha sido siempre tan fundamental que ningún Misterio, escuela, religión, tradición esotérica o filosofía espiritual ha olvidado incluirla entre sus disciplinas tradicionales. Y todos los maestros espirituales de los que tenemos noticias han considerado que este proceso de “abandono” es el verdadero preludio para alcanzar la supremacía y el dominio espiritual.
El maestro tibetano Djwhal Khul dice que “para tener debemos desapegarnos, y para retener debemos desprendernos. Esa es la Ley. La vida, para el discípulo, se convierte en una serie de procesos de desprendimiento, hasta aprender la lección de la renunciación”. Las antiguas enseñanzas de la Sabiduría Intemporal, de las que, más tarde, Pablo se hizo eco, estaban basadas en la verdad de que cuando no tienes nada, lo posees todo. Este es el principio que guía al Ángel de la Renunciación y de la Regeneración y este debe ser nuestro credo si buscamos ganar nuestra libertad y ser todo aquello para lo que hemos sido creados.
“Yo no puedo traer la paz al mundo, ni puedo alimentar a las multitudes hambrientas, curar las enfermedades, armonizar las relaciones o hacer que prosperen aquellos que están esclavizados por las deuda y las limitaciones. No, yo no puedo hacerlo, pero el Sagrado Yo Superior que Es la Realidad de cada uno de nosotros sí puede hacerlo”.
Comenzamos por abandonar nuestro sentido de la existencia mortal – por desprendernos de lo que consideramos la “personalidad y por llegar a identificarnos con el Yo Superior, con nuestra conciencia divina, que está dentro de cada uno de nosotros. En este proceso de cambio de identidad, entregamos todo cuanto ha sido adquirido por la personalidad. Para alcanzar nuestra naturaleza superior, debemos renunciar a todo lo que constituye el “inventario” de la naturaleza inferior, porque hasta que ésta no esté completamente vacía de todo lo que era no puede llenarse con la esencia de la naturaleza superior. Lo más bajo debe ser sacrificado por lo más alto, de otra manera no podremos llegar a concretar nuestro renacimiento espiritual.
¿Por donde comenzar? Examinemos esta lista de veinte características de la personalidad:
1) La tendencia a criticar.
2) La tendencia a asumir, por otros, responsabilidades que no nos corresponden asumir.
3) La tendencia a dejar en manos de otros la responsabilidad por nuestro propio bienestar.
4) El sentimiento de que necesitamos ser cuidados y protegidos por otra persona, que está relacionado con lo mencionado en el punto anterior.
5) El orgullo espiritual y la tendencia a probar nuestra espiritualidad dando a otras personas admoniciones o consejos espirituales que no nos han sido solicitados.
6) Las ambiciones egoístas.
7) La autoconmisceración.
8) La sensación de poder personal.
9) Una sensación de futilidad.
10) La tendencia a buscar alivio o liberación a través del alcohol o de las drogas.
11) La tendencia a representar el papel del “amante sufriente”.
12) La tendencia de controlarnos emocionalmente en toda clase de relaciones, incluyendo las relaciones con nuestros esposos o esposas, o con nuestros hijos o amigos.
13) El engaño y la deshonestidad.
14) El temor y la culpa.
15) La sensación de que valemos muy poco.
16) La identificación del YO con el cuerpo y la preocupación por mantenernos físicamente en forma y por satisfacer nuestras necesidades corporales.
17) El énfasis en la seguridad personal.
18) El sentimiento de que “mi verdad es superior a la tuya”, de que “mi misión es más grande que la tuya”.
19) El “complejo de Mesías”.
20) Una conciencia desanimada – sin vitalidad, sin fuego, sin luz, ni animación – y el vivir sin ninguna clase de inspiración.
La gran Renunciación, el último paso antes de la Regeneración, tiene lugar después de que has reconocido cada una de las características y de los complejos de tu personalidad, concentrándote en cada uno de ellos, desprendiéndolos de la propia conciencia al entregarlos al Sagrado Fuego que arde en nuestro interior y trabajando diariamente para vivir sin estas energías adulteradas. Esto requiere disciplina, pero con cada uno de estos actos de desprendimiento, más y más rayos de la Luz del Yo van introduciéndose en nuestra personalidad.
El proceso de emerger de la oscura celda de la naturaleza inferior, no siempre es un suave y fácil movimiento hacia arriba, sino que puede convertirse en una escalada dura y extenuante. Pero recuérdalo bien, Tú no te has encarnado sólo para poner el pan sobre la mesa, pagar el alquiler, planear tu seguridad en los últimos años de tu vida – o para ser una impotente medusa o un amenazante tiburón. Estás aquí para renacer en Espíritu y entonces compartir el ardiente resplandor de tu Luz interior para el bien y el beneficio de todo el mundo.
Cuando estás motivado por esa intención, algo extraño y maravilloso acontece en los asuntos más cotidianos de tu vida. Inicia el proceso de desprendimiento y, con cada nueva acción de desapego, algo cada vez mejor va teniendo lugar en todos los ámbitos. Y, muy pronto, te darás cuenta de que la práctica de la inocencia te resulta completamente natural, de que dar a los otros la libertad que necesitan para experimentar plenamente su vida está satisfaciendo todo cuanto te preocupa y que así también llegarás a ser verdaderamente independiente al no experimentar ninguna clase de preocupación por tu propia seguridad.
Descubrirás que no tienes que probar nada a nadie y que la autocompasión, la futilidad, el miedo y la culpa desaparecerán junto con tu necesidad de buscar algún escape. Cuando llegues a comprender que tú misma ere el Reino de la pura energía, lograrás liberarte de la atracción hipnótica de la tercera dimensión y con esa comprensión las sensaciones de carencia y de limitación se convertirán en meros y borrosos recuerdos del pasado.
Para efectuar el proceso de renunciación y regeneración se puede hacer un proyecto de dedicar sensata días a desmontar todas las conexiones del ego desprendiéndonos de todas las atracciones mentales, emocionales y físicas – liberándolos de todas las cosas que nos atan a la rueda de la lucha y el esfuerzo – y, una vez hecho esto, seres humanos, sino como seres espirituales de Luz. El Ángel de la Renunciación y la Regeneración presta una valiosa ayuda para demostrar que el proceso de desmontar las conexiones el ego no significa descalificar el mundo físico como algo no espiritual. Por el contrario, significa encontrar el equilibrio entre lo absoluto y lo relativo y ver la unidad del espíritu y la materia a través del único ojo de la conciencia divina. Es vivir como un ser espiritual encarnado en una forma física.
Vayamos al encuentro del Ángel de la Renunciación y de la Regeneración. recuerda que no se trata de una especie de hada con alas que flota en su campo de energía o de una criatura nacida hace muchos siglos de la imaginación de los maestros de algún colegio de Misterios. Estos Ángeles son fuerzas vivientes y energías conscientes que habitan en el cuerpo causal y que funcionan como remolinos de Poder.
En el orden natural del proceso de su accionar, extienden a la conciencia personal – como si fueran rayos de luz – la visión, la actividad, y el poder creativo del Yo Divino. Y la luz de este Ángel, en particular, apunta a mantener a la conciencia operando en el “modo de entrega”, para ayudarnos a dejar de lado toda sensación de separación con el alma superior y para preparar la personalidad par ala “Gran Infusión del Señor”. Si esa energía se encuentra bloqueada por las proyecciones de miedo, de pérdida y de privación, producidas por el ego, desarrollamos una conciencia de “víctimas”, una naturaleza suspicaz y celosa y una sensación de ser la “presa” de todos los que nos rodean.
Finalidad
Proporciona la energía para la entrega, demostrándonos la facilidad y la belleza de “no tener nada para poseerlo todo”.
Rasgos negativos que pueden presentarse a partir de las proyecciones del ego: conciencia de ser siempre la “víctima”; naturaleza desconfiada y sensación de estar siendo la “presa” de todos; celos.
Su energía resulta bloqueada debido a: el profundo miedo a las pérdidas; la creencia inconsciente de que liberar el Espíritu significa privación; una profunda ansiedad relacionada con entregarse a la humanidad para alcanzar el dominio y la supremacía espiritual.
Desde los principios la renunciación ha sido la plataforma para el renacimiento espiritual y la piedra basal de la personalidad. Su importancia como una línea de acción a seguir ha sido siempre tan fundamental que ningún Misterio, escuela, religión, tradición esotérica o filosofía espiritual ha olvidado incluirla entre sus disciplinas tradicionales. Y todos los maestros espirituales de los que tenemos noticias han considerado que este proceso de “abandono” es el verdadero preludio para alcanzar la supremacía y el dominio espiritual.
El maestro tibetano Djwhal Khul dice que “para tener debemos desapegarnos, y para retener debemos desprendernos. Esa es la Ley. La vida, para el discípulo, se convierte en una serie de procesos de desprendimiento, hasta aprender la lección de la renunciación”. Las antiguas enseñanzas de la Sabiduría Intemporal, de las que, más tarde, Pablo se hizo eco, estaban basadas en la verdad de que cuando no tienes nada, lo posees todo. Este es el principio que guía al Ángel de la Renunciación y de la Regeneración y este debe ser nuestro credo si buscamos ganar nuestra libertad y ser todo aquello para lo que hemos sido creados.
“Yo no puedo traer la paz al mundo, ni puedo alimentar a las multitudes hambrientas, curar las enfermedades, armonizar las relaciones o hacer que prosperen aquellos que están esclavizados por las deuda y las limitaciones. No, yo no puedo hacerlo, pero el Sagrado Yo Superior que Es la Realidad de cada uno de nosotros sí puede hacerlo”.
Comenzamos por abandonar nuestro sentido de la existencia mortal – por desprendernos de lo que consideramos la “personalidad y por llegar a identificarnos con el Yo Superior, con nuestra conciencia divina, que está dentro de cada uno de nosotros. En este proceso de cambio de identidad, entregamos todo cuanto ha sido adquirido por la personalidad. Para alcanzar nuestra naturaleza superior, debemos renunciar a todo lo que constituye el “inventario” de la naturaleza inferior, porque hasta que ésta no esté completamente vacía de todo lo que era no puede llenarse con la esencia de la naturaleza superior. Lo más bajo debe ser sacrificado por lo más alto, de otra manera no podremos llegar a concretar nuestro renacimiento espiritual.
¿Por donde comenzar? Examinemos esta lista de veinte características de la personalidad:
1) La tendencia a criticar.
2) La tendencia a asumir, por otros, responsabilidades que no nos corresponden asumir.
3) La tendencia a dejar en manos de otros la responsabilidad por nuestro propio bienestar.
4) El sentimiento de que necesitamos ser cuidados y protegidos por otra persona, que está relacionado con lo mencionado en el punto anterior.
5) El orgullo espiritual y la tendencia a probar nuestra espiritualidad dando a otras personas admoniciones o consejos espirituales que no nos han sido solicitados.
6) Las ambiciones egoístas.
7) La autoconmisceración.
8) La sensación de poder personal.
9) Una sensación de futilidad.
10) La tendencia a buscar alivio o liberación a través del alcohol o de las drogas.
11) La tendencia a representar el papel del “amante sufriente”.
12) La tendencia de controlarnos emocionalmente en toda clase de relaciones, incluyendo las relaciones con nuestros esposos o esposas, o con nuestros hijos o amigos.
13) El engaño y la deshonestidad.
14) El temor y la culpa.
15) La sensación de que valemos muy poco.
16) La identificación del YO con el cuerpo y la preocupación por mantenernos físicamente en forma y por satisfacer nuestras necesidades corporales.
17) El énfasis en la seguridad personal.
18) El sentimiento de que “mi verdad es superior a la tuya”, de que “mi misión es más grande que la tuya”.
19) El “complejo de Mesías”.
20) Una conciencia desanimada – sin vitalidad, sin fuego, sin luz, ni animación – y el vivir sin ninguna clase de inspiración.
La gran Renunciación, el último paso antes de la Regeneración, tiene lugar después de que has reconocido cada una de las características y de los complejos de tu personalidad, concentrándote en cada uno de ellos, desprendiéndolos de la propia conciencia al entregarlos al Sagrado Fuego que arde en nuestro interior y trabajando diariamente para vivir sin estas energías adulteradas. Esto requiere disciplina, pero con cada uno de estos actos de desprendimiento, más y más rayos de la Luz del Yo van introduciéndose en nuestra personalidad.
El proceso de emerger de la oscura celda de la naturaleza inferior, no siempre es un suave y fácil movimiento hacia arriba, sino que puede convertirse en una escalada dura y extenuante. Pero recuérdalo bien, Tú no te has encarnado sólo para poner el pan sobre la mesa, pagar el alquiler, planear tu seguridad en los últimos años de tu vida – o para ser una impotente medusa o un amenazante tiburón. Estás aquí para renacer en Espíritu y entonces compartir el ardiente resplandor de tu Luz interior para el bien y el beneficio de todo el mundo.
Cuando estás motivado por esa intención, algo extraño y maravilloso acontece en los asuntos más cotidianos de tu vida. Inicia el proceso de desprendimiento y, con cada nueva acción de desapego, algo cada vez mejor va teniendo lugar en todos los ámbitos. Y, muy pronto, te darás cuenta de que la práctica de la inocencia te resulta completamente natural, de que dar a los otros la libertad que necesitan para experimentar plenamente su vida está satisfaciendo todo cuanto te preocupa y que así también llegarás a ser verdaderamente independiente al no experimentar ninguna clase de preocupación por tu propia seguridad.
Descubrirás que no tienes que probar nada a nadie y que la autocompasión, la futilidad, el miedo y la culpa desaparecerán junto con tu necesidad de buscar algún escape. Cuando llegues a comprender que tú misma ere el Reino de la pura energía, lograrás liberarte de la atracción hipnótica de la tercera dimensión y con esa comprensión las sensaciones de carencia y de limitación se convertirán en meros y borrosos recuerdos del pasado.
Para efectuar el proceso de renunciación y regeneración se puede hacer un proyecto de dedicar sensata días a desmontar todas las conexiones del ego desprendiéndonos de todas las atracciones mentales, emocionales y físicas – liberándolos de todas las cosas que nos atan a la rueda de la lucha y el esfuerzo – y, una vez hecho esto, seres humanos, sino como seres espirituales de Luz. El Ángel de la Renunciación y la Regeneración presta una valiosa ayuda para demostrar que el proceso de desmontar las conexiones el ego no significa descalificar el mundo físico como algo no espiritual. Por el contrario, significa encontrar el equilibrio entre lo absoluto y lo relativo y ver la unidad del espíritu y la materia a través del único ojo de la conciencia divina. Es vivir como un ser espiritual encarnado en una forma física.
Vayamos al encuentro del Ángel de la Renunciación y de la Regeneración. recuerda que no se trata de una especie de hada con alas que flota en su campo de energía o de una criatura nacida hace muchos siglos de la imaginación de los maestros de algún colegio de Misterios. Estos Ángeles son fuerzas vivientes y energías conscientes que habitan en el cuerpo causal y que funcionan como remolinos de Poder.
En el orden natural del proceso de su accionar, extienden a la conciencia personal – como si fueran rayos de luz – la visión, la actividad, y el poder creativo del Yo Divino. Y la luz de este Ángel, en particular, apunta a mantener a la conciencia operando en el “modo de entrega”, para ayudarnos a dejar de lado toda sensación de separación con el alma superior y para preparar la personalidad par ala “Gran Infusión del Señor”. Si esa energía se encuentra bloqueada por las proyecciones de miedo, de pérdida y de privación, producidas por el ego, desarrollamos una conciencia de “víctimas”, una naturaleza suspicaz y celosa y una sensación de ser la “presa” de todos los que nos rodean.
Finalidad
Proporciona la energía para la entrega, demostrándonos la facilidad y la belleza de “no tener nada para poseerlo todo”.
Rasgos negativos que pueden presentarse a partir de las proyecciones del ego: conciencia de ser siempre la “víctima”; naturaleza desconfiada y sensación de estar siendo la “presa” de todos; celos.
Su energía resulta bloqueada debido a: el profundo miedo a las pérdidas; la creencia inconsciente de que liberar el Espíritu significa privación; una profunda ansiedad relacionada con entregarse a la humanidad para alcanzar el dominio y la supremacía espiritual.
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